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ROTURAS DE MENISCOS

Foto del escritor: Albert Ionut NicolescuAlbert Ionut Nicolescu

INTRODUCCIÓN


¿Qué es?


Antes de nada, vamos a hablar un poco sobre las características anatómicas de los meniscos.

Los meniscos son dos fibrocartílagos: hay uno externo con forma de anillo casi cerrado y otro interno en forma de C. Se encuentran en los lados de las rodillas entre el fémur y la tibia. El menisco interno por su forma y su relación con otras estructuras es más inmóvil y por lo tanto tiene mas facilidad de lesión que el externo. Tienen buena irrigación por su parte externa, la cual se puede regenerar mejor después de una lesión, mientras que la parte interna no tienen dicha irrigación y solo se nutren de liquido sinovial.


Su principal función es aumentar la profundidad de la superficie relativamente plana de la parte superior de la tibia. El menisco distribuye las fuerzas transmitidas a través de la rodilla: soporta alrededor del 40% de la carga que recibe la articulación. Además interviene en la estabilidad a la rodilla.




Hipócrates fue uno de los primeros en hablar sobre algo parecido a una rotura de menisco. En su época se refería a ellas como subluxaciones rotulianas y roturas de meniscos. Pero hasta el siglo XIX no se habló del tratamiento quirúrgico actual: la artroscopia. 

¿Signos y síntomas?


La clínica asociada a una rotura de menisco depende de que menisco esté afectado además de si la causa es traumática o degenerativa. Por lo tanto, podemos tener los siguientes signos y síntomas:

  • Rotura de menisco interno.

    • Dolor al girar la rodilla hacia afuera (rotación externa).

    • Dolor por presión o a la palpación del espacio interarticular medial de la rodilla, que aumenta con la torsión y la flexión.

    • Dolor al levantarse de la posición en cuclillas.

    • Dolor al doblar la rodilla activamente con acciones como subir y bajar escaleras.

    • Inflamación e hinchazón de la rodilla.

    • Chasquidos o crujidos durante los movimientos de flexión completa de rodilla. En los casos traumáticos, este signo suele desarrollarse al momento de la rotura.

    • Dificultad para moverse o sensación de bloqueo después de permanecer sentado durante un tiempo prolongado.


  • Rotura de menisco externo

    • Dolor al girar la rodilla hacia afuera (rotación externa).

    • Dolor por presión o a la palpación del espacio interarticular medial de la rodilla, que aumenta con la torsión y la flexión.

    • Dolor al levantarse de la posición en cuclillas.

    • Dolor al doblar la rodilla activamente con acciones como subir y bajar escaleras.

    • Inflamación e hinchazón de la rodilla.

    • Chasquidos o crujidos durante los movimientos de flexión completa de rodilla. En los casos traumáticos, este signo suele desarrollarse al momento de la rotura.

    • Dificultad para moverse o sensación de bloqueo después de permanecer sentado durante un tiempo prolongado.

Podemos hacer una clasificación en función de los tipos de rotura de los meniscos donde quedaría de la siguiente manera:

  1. Rotura longitudinal: el desgarro o rotura es paralela a las fibras del cartílago del menisco.

  2. Rotura del asa de cubo: un subtipo de rotura longitudinal, donde la rotura provoca la formación de un colgajo que puede quedar atrapado entre el espacio intercondilar.

  3. Rotura tipo colgado o fragmento: el desgarro se encuentra en el medio del menisco y lo divide en superior e inferior.

  4. Rotura transversal: se trata de una división perpendicular a las fibras del cartílago del menisco.

  5. Rotura de cuerno: la rotura comienza en la zona interna del menisco y se extiende hasta la zona externa.

  6. Rotura compleja: se trata de la combinación de diferentes tipos de roturas de menisco.

Causas y prevalencia


Las causas de una rotura de menisco son variadas y van desde traumáticas hasta degenerativas:

  • Causas traumáticas: Sobre todo se dan en pacientes jóvenes y activos como resultado de movimientos extremos como es la hiperextensión, torsión o flexión repentina.

    • Lesiones por torsión en una extremidad semiflexionada asociadas a una actividad deportiva (esquiar, tenis, correr, fútbol…).

    • Caídas o impactos directos sobre la articulación.

    • Lesiones en tejidos adyacentes (fracturas de meseta tibial, roturas de ligamentos cruzados o colaterales, etc.).


  • Causas degenerativas: Relacionado a los procesos degenerativos dados con el envejecimiento o por una sobrecarga crónica de la rodilla.

    • Deterioro meniscal asociado al envejecimiento.

    • Microlesiones repetidas.

    • Actividades deportivas y laborales que aumente el estrés sobre los meniscos, es decir, personas que mantienen mayormente las rodillas flexionadas.

Es una lesión más asociada a un traumatismo y por lo tanto cualquier persona puede sufrir esta lesión. Aunque hay que decir, que es mucho mas común en hombres que en mujeres, 2:1. En los hombres la franja de edad está entre los 31-40 y en las mujeres entre los 11-20. Es muy raro que se de en menores de 10 años. 
 

CONSEJOS

Normalmente se suele tratar de una causa traumática y por lo tanto no hay una prevención directa, pero sí que algunos cambios o acciones pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir lesiones meniscales:

  1. Mantenerse físicamente activo prepara más tus articulaciones que el ser una persona sedentaria.

  2. Evitar pivotar o girar rápidamente sobre ti mismo cuando tiene el pie sobre el suelo.

  3. Controlar el peso. Es importante mantener un buen peso corporal ya que a más peso más sobrecarga va a soportar las rodillas y más posibilidad de lesión.

  4. Ejercicio regular, sin excederse tampoco, para fortalecer y estabilizar las rodillas.

 

TRATAMIENTO CONSERVADOR Y FISIOTERAPIA

El tratamiento quirúrgico no es necesario para todas las lesiones meniscales. Unas pequeñas roturas en la zona exterior, irrigada, del menisco a menudo se pueden tratar sin cirugía. El abordaje conservador puede consistir en:

  • Analgésicos y antiinflamatorios, los cuales deben ser recomendados por el médico pertinente.

  • Infiltraciones con fármacos antiinflamatorios o plasma rico en plaquetas en el espacio articular.

  • Uso de hielo sobre la región articular afectada.

  • Protección y reposo mediante el uso de órtesis y ayudas ortopédicas (vendajes, plantillas ortopédicas, rodilleras y muletas).

  • Fisioterapia para mejorar la movilidad articular, la fuerza muscular y la estabilidad articular.

Que el tratamiento conservador tenga depende del grado del daño, lesiones previas y las exigencias individuales en la vida diaria. No existe un consejo sobre el tiempo de esta terapia conservadora, pero oscila aproximadamente sobre las 4 - 6 semanas. Sin embargo, en los casos que la condición física del paciente no permite cirugía, la terapia conservadora, puede ser considerado por mayor tiempo, ya que, en este caso, la causa no se trata realmente, solo los síntomas y las molestias que limiten a la persona lesionada.



La fisioterapia juega un importante papel tanto en el abordaje conservador como en los casos quirúrgicos.


Los objetivos a obtener mediante fisioterapia, es inicialmente controlar el dolor y la inflamación, recuperar la amplitud articular, flexibilidad, fuerza muscular, así como también trabajar en la capacidad de equilibrio, coordinación y propiocepción, que permitan al paciente lesionado volver a su rutina tanto laboral, social y deportiva de manera óptimas. Para lograrlo el fisioterapeuta tiene a su disposición una gran variedad de técnicas y herramientas que podrá usar en función de las características individuales de cada caso. Algunas de estas intervenciones son:

  • Educación para el manejo del dolor.

  • Educación postural y ergonómica.

  • Educación para el manejo de órtesis y ayudas ortopédicas (especialmente en posoperatorios).

  • Agentes físicos como la crioterapia o uso de hielo en etapas agudas y la termoterapia o uso de calor en etapas crónicas.

  • Manipulación articular.

  • Ejercicios de amplitud articular.

  • Ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps e isquiotibiales.

  • Ejercicios de flexibilización de isquiotibiales.

  • Ejercicios de equilibrio, coordinación y propiocepción.

  • Electroestimulación.

  • Reeducación de la marcha y descarga progresiva del peso.

 

EVIDENCIA CIENTÍFICA

ARTÍCULO 1

El procedimiento que se realiza con más frecuencia para las roturas de menisco es la artroscopia. Hay que decir, que en los últimos años ha aumentado el numero de intervenciones de este tipo, ya que existe una preocupación de que las personas que padezcan de ello produzcan una osteoartritis temprana. La artroscopia ha ido evolucionando y a día de hoy se realiza en personas más ancianas y activas y si el desgarro está en la zona avascular. Las opciones para el tratamiento del desgarro meniscal se dividen en tres categorías: tratamiento no quirúrgico, reparación del menisco o meniscectomía.


ARTÍCULO 2

En las etapas iniciales la artroscopia o el tratamiento quirúrgico no sería la principal opción. Hay que valerse de los estudios de imagen para tener un buen asesoramiento sobre el manejo de dicha lesión y poder optar por la mejor solución

Además, la cirugía puede desempeñar un papel en el manejo de pacientes con síntomas mecánicos sin artritis, como bloqueo y retención.


ARTÍCULO 4

Hay un pequeño punto a favor que favorece la menisectomiografía parcial artroscópica sobre la fisioterapia para la función física y sobre el dolor hasta los 12 meses. Pero a los 24 meses tanto el tratamiento quirúrgico como la fisioterapia tienen resultados parecidos.


ARTÍCULO 5

La meniscectomía parcial artroscópica combinada con la terapia de ejercicio médico es eficaz para reducir el dolor y mejorar la amplitud de movimiento en el período posoperatorio temprano. Por lo tanto, se puede recomendar la meniscectomía parcial artroscópica combinada con la terapia de ejercicio médico para el tratamiento del desgarro meniscal degenerativo. Aunque, es necesario realizar más investigaciones para determinar el tipo, la frecuencia y la duración del mejor programa de ejercicios.


ARTÍCULO 6

Existen protocolos de rehabilitación más restringidos que otros y parecen que ambos generan unos resultados parecidos en cuando a la función de la rodilla. Además, dado que la reparación y rehabilitación de meniscos aislados se realiza principalmente en individuos físicamente activos, se necesitan criterios de medición de toma de decisiones más precisos para determinar mejor el regreso seguro a la actividad o el tiempo deportivo.


ARTÍCULO 7

En este estudio se llegó a la conclusión de que debe de haber una mejor clasificación del tipo de desgarro de menisco para así mejorar el cuidado y tratamiento del mismo ya que el conocimiento de tipos de desgarros de menisco que deben tratarse quirúrgicamente sigue siendo limitado.


ARTÍCULO 8

En este articulo se ha descrito el desarrollo de un programa clínico estandarizado de fisioterapia y un programa de ejercicios en el hogar para el tratamiento del desgarro meniscal en un ensayo controlado aleatorio de osteoartritis. El primero es un programa de terapia manual, estiramiento, fortalecimiento y ejercicio funcional / neuromuscular dirigido por un fisioterapeuta en la clínica que incluye pesas, máquinas y progresión flexible guiada por la experiencia del fisioterapeuta. El segundo es un programa práctico de ejercicios en el hogar que se realiza independientemente de un fisioterapeuta, requiere un equipo mínimo y consta de tres componentes: 1) estiramiento; 2) fortalecimiento; y 3) actividades funcionales. Todavía no se saben los resultados de dicho estudio ya que no se ha terminado de investigar.


ARTÍCULO 9

Ya sabemos que los meniscos son estructuras fibrocartilaginosas importantes con suministro de sangre limitado y capacidad de curación después de una lesión. El manejo conservador combinado con fisioterapia sigue siendo una opción exitosa para mitigar el dolor y los déficits funcionales después de un desgarro meniscal, pero no aborda directamente el desgarro meniscal. Históricamente, los pacientes que no han respondido al tratamiento conservador han sido tratados con meniscectomía parcial artroscópica.

Pero hay evidencia reciente ha sugerido que esta cirugía no es mejor que la fisioterapia o la cirugía simulada y puede resultar en un aumento de la carga articular y la progresión de la artritis degenerativa. Esto da como resultado no solo un gran costo monetario para el sistema de atención médica, sino también limitaciones funcionales en los pacientes. Las técnicas directas de reparación y reemplazo de meniscos son prometedoras, pero su aplicabilidad es limitada en este momento. Investigaciones recientes han demostrado que el uso de tratamientos regenerativos como el plasma tromboembólico, las células madre mesenquimales o el tejido adiposo micro-fragmentado podrían estimular la cicatrización del menisco y justificar una mayor investigación en su aplicación sola o combinada con procedimientos como la reparación, el reemplazo, la reparación del menisco, o trepanación.

 

BIBLIOGRAFÍA

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