INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES?
Cuando hablamos de la cabeza del radio hacemos referencia a la región más proximal del hueso del radio. Tiene una forma redondeada que articula con el humero en la articulación humeroradial además de conectar con el cubito en la articulación radiocubital proximal. Esta estructura tiene un papel fundamental en el movimiento de flexión, extensión, pronación y supinación del complejo articular del codo.
Se trata de una de las lesiones más comunes del codo. En casi la mayoría de los casos la superficie articular de la cabeza radial permanece intacta pero la función se ve alterada y aparece un gran dolor en la zona.
CLASIFICACIÓN
La clasificación más conocida es la propuesta por M.L. Mason en 1954 la cual ha sido mejorada y modificada por Hotchkiss and Broberg-Morrey, la cual es la siguiente:
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Fracturas tipo I: fractura de cabeza o cuello no desplazada o mínimamente desplazada <2 mm, rotación del antebrazo limitada solo por dolor agudo e hinchazón, pero no presenta bloqueo mecánico.
Fracturas tipo II: división ósea desplazada > 2 mm o angulada, posible bloqueo mecánico para la rotación del antebrazo.
Fracturas tipo III: fracturas desplazadas y en conminuta (muchos fragmentos) que involucran la totalidad cabeza radial, acompañada de un bloqueo mecánico al movimiento.
Fracturas tipo IV (complicada): presencia de luxación asociada a la fractura.
COMPLICACIONES
En la mayoría de las ocasiones, si se trata de una fractura simple, la consolidación no tiene complicaciones. Pero en algunos casos presentan algunas dificultades o secuelas a largo plazo, como las siguientes:
Consolidación defectuosa. | Migración proximal del radio con consecuente luxación radiocubital distal. |
Pseudoartrosis. | Movilidad restringida. |
Mal alineación de la fractura. | Rigidez articular. |
Inestabilidad. | Osteoartritis humerocubital. |
Dolor articular crónico. | Necrosis de la cabeza del radio. |
Síndrome de dolor regional complejo. | |
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las personas que padecen una fractura de codo o de cabeza radial generalmente presentan dolor que está el área interna del codo, que puede irradiarse hacia el antebrazo y la mano. Por lo tanto, el síntoma principal es el dolor en el área de la cabeza del radio. Este dolor, al realizarle presión sobre la cabeza del radio, puede aumentar con la pronosupinación.
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Además, se pueden lesionar los vasos sanguíneos y esto puede ocasionar un derrame articular y restricción de movilidad. Esto se ve acompañado de hinchazón en el área de la cabeza del radio y si se ve afectado el nervio radial habrá una pérdida de sensibilidad en los tres primeros dedos de la mano.
CAUSAS
Las causas frecuentemente más frecuentes asociadas a dicha patología son:
Accidentes. Golpe directo en el codo.
Caídas. Caída sobre la mano con el codo extendido y en pronación
Esto es debido a que, durante los accidentes o caídas, todo el peso del cuerpo puede recaer en la zona del codo y se produce una fuerza vertical la cabeza radial que al no soportar la carga se lesiona. En cualquier caso, el grado de división de la cabeza del radio dependerá de la energía y fuerza de la caída o accidente.
INCIDENCIA Y PREVALENCIA
Dentro de todas las fracturas del cuerpo, esta representa entre 1,7%-5,4% de la incidencia entre las más frecuentes. Dentro de los traumas más frecuentes del codo representa al 17%-19% y al 33% de las fracturas del codo.
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Puede afectar a personas de cualquier edad, pero cerca del 85% de los casos se da entre los 40-60 años de edad. Además, afecta mas a mujeres que a los hombros con una proporción de 2:1.
CONSEJOS Y PREVENCIÓN
Para evitarla al 100% es prácticamente imposible ya que su origen es inesperado. Pero sí que existen medidas preventivas para aquellos que practican deporte que pueden conducir a una impactación: fútbol, rugby o ciclismo entre otros, como aprender a caer y medidas de protección.
En unas seis u ocho semanas, es posible alcanzar nuevamente un nivel funcional casi normal de la articulación afectada, con las medidas fisioterapéuticas adecuadas y la cooperación del paciente afectado.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA
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Al plantearnos el tratamiento desde la fisioterapia tenemos que tener en cuenta como objetivos la disminución del dolor y edema, recuperar el rango articular, recuperar la fuerza muscular, evitar inestabilidad articular y adherencias en cicatriz. Una vez bien reducida la fractura debemos trabajar:
Edema: mediante drenaje linfático manual.
Dolor: con electroterapia.
Movilización de articulaciones circundantes.
Ejercicios de estiramiento de tríceps y fortalecimiento de bíceps.
Fortalecimiento de la musculatura periescapular.
Trabajo de la cicatriz.
Recuperación del rango articular con movilizaciones pasivas y más adelante activo-asistidas.
Ejercicios para evitar la inestabilidad articular.
En una última etapa recuperar la fuerza muscular.
Fase de inmovilización: Durante esta fase debemos empezar con las movilizaciones activas de las articulaciones que no se ven afectadas, así como el hombro y los dedos de las manos. Mover los dedos de las manos nos va a ayudar a disminuir el edema del brazo:
Movilizaciones de dedos abriendo y cerrando el puño de la mano.
Flexiones y extensiones del hombro.
Ejercicios isométricos de mano y hombro.
Ejercicios de bombeo.
Movilizaciones activas de los dedos de la mano y el hombro.
Ejercicios de fortalecimiento de hombro y mano.
Educación postural.
Fase post-inmovilización: Una vez retirado el yeso o la escayola, los principales objetivos a cumplir son la recuperación progresiva de la amplitud articular y la fuerza muscular, por lo que en esta fase se debe dar inicio a la recuperación funcional del complejo articular del codo y para ello utilizaremos:
Ultrasonido y magnetoterapia en caso de un tratamiento médico conservador.
Infrarrojo en caso de cirugía.
Masaje terapéutico. Importante el masaje de la cicatriz en el caso de ser tratamiento quirúrgico.
Crioterapia y termoterapia.
Movilizaciones de la articulación.
Movilizaciones de cicatrices postoperatorias.
Ejercicios de amplitud articular.
Ejercicios de fortalecimiento y flexibilización.
Fase de vuelta a la función: En esta fase las intervenciones llevadas a cabo posterior a la inmovilización son reforzadas, incrementando la resistencia y la dificultad de los ejercicios con la finalidad de lograr recuperar las habilidades y funciones que tenía el paciente previo a la lesión ósea, las cuales le permitan retornar de manera eficiente a sus actividades de la vida diaria bien sean deportivas o laborales. Dentro de las estrategias terapéuticas más frecuentemente utilizadas tenemos:
Ejercicios de fortalecimiento con mayor carga.
Ejercicios de flexibilización y movilización en todo el arco de movimiento.
Ejercicios de propiocepción.
PRONÓSTICO
Generalmente el pronóstico es bueno en una fractura de codo (cabeza del radio), ya que se puede lograr un resultado satisfactorio con los métodos de disponibles. Pero también hay que comentar que no existe certeza absoluta de que haya un resultado óptimo a largo plazo ya que a veces puede existir restricciones de movilidad.
Si hablamos de fechas, la articulación del codo debería poder moverse nuevamente en un grado funcional normal después de aproximadamente seis semanas y después de diez a doce semanas, la articulación puede recibir cargas nuevamente con normalidad. En general, el pronóstico de la fractura es mejor, cuando menos compleja es la lesión.
Si hablamos del tiempo que requiere una fractura de cabeza radial para soldar, este dependerá de varios factores: la edad del paciente, su estado de salud en general y las enfermedades secundarias que padezca. Además, también dependerá de si se ha tratado de forma conservadora o quirúrgica.
De manera que, una lesión en la cabeza radial tratada de forma conservadora puede sanar completamente después de 6 semanas y tratada de forma quirúrgica entre 6-12 semanas.
EVIDENCIA CIENTÍFICA
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ARTÍCULO 1
Las fracturas de la cabeza radial se asocian con una alta tasa de desgarros de ligamentos concomitantes. Los autores recomiendan ver las fracturas de la cabeza radial no solo como lesiones óseas sino como lesiones osteoligamentosas.
Las fracturas simples desplazadas menos de 2 mm pueden tratarse sin cirugía. La rehabilitación prolongada debe despertar la sospecha de complicación de lesiones adicionales.
El tratamiento de elección para las fracturas articulares parciales desplazadas de 2 a 5 mm sigue siendo discutible. Varios investigadores informan buenos resultados del tratamiento conservador comparables a la reducción abierta y fijación interna (ORIF) pero con menores tasas de complicaciones. Sin embargo, la tasa de osteoartritis parece ser mayor con el tratamiento conservador.
Se prefiere ORIF siempre que se pueda lograr una reducción anatómica y estable. Los implantes y las técnicas modernas, como las placas de bloqueo de perfil bajo específicas para la cabeza radial, amplían las indicaciones de ORIF.
Si no se puede lograr una reducción anatómica y estable, la artroplastia de cabeza radial sigue siendo el tratamiento de elección.
ARTÍCULO 2
El diagnóstico preciso y completo y la intervención temprana junto con los protocolos de movimiento temprano brindan los mejores resultados para las fracturas de la cabeza radial y las lesiones asociadas. Es imperativo que el cirujano y el terapeuta tengan una comunicación temprana y continua para tratar al paciente de manera efectiva. El cirujano debe proporcionar información al terapeuta sobre las estructuras lesionadas, los detalles sobre la intervención quirúrgica, la estabilidad de la fijación de la fractura y la estabilidad de la articulación. El terapeuta debe comprender la cicatrización de los tejidos, las tensiones potenciales de los tejidos y las técnicas de tratamiento para proteger las lesiones simples y complejas. Se debe educar al paciente sobre los posibles resultados, los arcos de movimiento seguros, el posicionamiento y el uso adecuado de la férula. Con el trío de paciente, médico y terapeuta trabajando juntos, se puede lograr el máximo resultado funcional para tipos simples y complejos de fracturas de cabeza radial.
ARTÍCULO 3
La mayoría de las fracturas simples de la cabeza radial son estables, incluso cuando se desplazan 2 mm. La fragmentación y la conminución articulares se pueden observar en patrones de fractura estables y no son indicaciones absolutas para el tratamiento quirúrgico.
La preservación y/o restauración del contacto radiocapitelar es fundamental para el plano coronal y la estabilidad longitudinal del codo y el antebrazo. Deben diferenciarse las fracturas articulares parciales y completas de la cabeza radial.
Las características importantes de la fractura que afectan el tratamiento incluyen el número de fragmentos, el tamaño del fragmento (porcentaje del disco articular), la conminución del fragmento, la estabilidad del fragmento, el desplazamiento y el correspondiente bloqueo del movimiento, la osteopenia, la impactación articular, la mala alineación radiocapitelar y la conminución metafisaria y del cuello radial y/o la pérdida ósea.
La reducción abierta y la fijación interna de las fracturas desplazadas de la cabeza radial solo deben intentarse cuando se puede lograr la reducción anatómica, la restauración de la congruencia articular y el inicio del movimiento temprano. Si estos objetivos no son alcanzables, la reducción abierta y la fijación interna pueden conducir a la falla temprana de la fijación, pseudoartrosis y pérdida del movimiento y la estabilidad del codo y el antebrazo.
Se prefiere el reemplazo de la cabeza radial para fracturas desplazadas de la cabeza radial con más de tres fragmentos, fracturas articulares parciales inestables en las que no se puede lograr una fijación estable y fracturas que ocurren en asociación con patrones de lesiones de codo complejos si no se puede asegurar una fijación estable.
ARTÍCULO 4
Durante muchos años, la resección de la cabeza radial ha sido el único tratamiento quirúrgico disponible para las fracturas desplazadas de la cabeza radial y, hasta hace poco, no era raro escuchar a los cirujanos veteranos expertos recordar solo algunos resultados insatisfactorios después de haber realizado muchas resecciones de la cabeza radial durante su carrera. Además, también están disponibles algunos artículos que informan un buen resultado clínico después de la resección de la cabeza radial en estudios de seguimiento a largo plazo. Hoy en día, somos conscientes de la importancia mecánica de la cabeza radial, de su papel en la estabilidad y cinemática del codo y, si no es posible reparar la fractura, la actitud compartida por la mayoría de los cirujanos dedicados al codo es implantar una cabeza radial (RHP) si existe inestabilidad intraoperatoria. De hecho, es una experiencia común ver pacientes con inestabilidad crónica recurrente o persistente del codo causada por la resección simple de una fractura de la cabeza radial, y su tratamiento representa uno de los desafíos más difíciles de la cirugía del codo. El principal objetivo técnico del RHP es reproducir fielmente la cinemática y la biomecánica de la cabeza radial nativa.
Actualmente no hay evidencia para preferir un tipo de RHP sobre otro. En particular, algunos estudios informan resultados y complicaciones similares con el uso de implantes monopolares o bipolares. Incluso si se ha sugerido que la artroplastia aguda de la cabeza radial solo puede servir como un espaciador que permite la curación del ligamento desgarrado, la RHP debe realizarse con la misma atención y precisión que se utiliza para el reemplazo de todas las demás articulaciones, tratando adecuadamente las lesiones asociadas. Existe preocupación por la corta edad de los pacientes que a menudo requieren un RHP. La experiencia personal y el análisis de la literatura sugieren que, si los resultados clínicos y radiográficos son positivos después de un seguimiento de 6 a 12 meses, también se pueden esperar buenos resultados en un seguimiento a mediano o largo plazo.
ARTÍCULO 5
Este artículo nos habla sobre el tratamiento de las fracturas de la cabeza radial con reemplazo modular metálico de la cabeza radial.
La artroplastia de cabeza radial con un implante modular metálico de vástago liso es una opción de tratamiento confiable para pacientes con fracturas agudas de cabeza radial no reconstruibles, y se pueden esperar buenos resultados clínicos más allá de los 5 años de seguimiento.
En pacientes con lesiones del ligamento colateral, hay que tener cuidado de no alargar demasiado el radio con una altura de la cabeza radial más grande para abordar los hallazgos subjetivos de inestabilidad del codo. Un implante de tamaño apropiado se determina usando la cabeza radial nativa.
En pacientes con ruptura de la membrana interósea, la migración proximal del radio puede ser evidente y el cirujano debe ser consciente de esto, ya que puede influir en el tamaño del implante.
La osteoartritis del capitellum puede ocurrir por la lesión inicial, por el relleno excesivo de la articulación con un implante excesivamente grueso o por inestabilidad persistente. La artritis eventualmente puede progresar a la articulación cúbito-humeral. Las opciones de tratamiento incluyen el desbridamiento abierto y artroscópico, así como la extracción de la prótesis de cabeza radial. Con artritis avanzada, se puede requerir una artroplastia total de codo.
La rigidez se observa con frecuencia después de fracturas de cabeza radial no reconstruibles y dislocaciones complejas de codo. La contractura capsular que resulta en la pérdida de la extensión terminal es bastante común. Afortunadamente, la mayoría de los pacientes responden al estiramiento pasivo y al entablillado estático progresivo bajo la supervisión de un fisioterapeuta. Para aquellos en quienes fallan los tratamientos no quirúrgicos, puede ser necesaria la liberación capsular artroscópica o abierta.
ARTÍCULO 6
El codo, articulación intermedia del miembro superior, sufre frecuentemente eventos patológicos y es especialmente propenso a la rigidez. La rehabilitación juega un papel importante en la recuperación de las actividades funcionales. Para el equipo de rehabilitación, este objetivo siempre representa un desafío, ya que el tratamiento debe modelarse y calibrarse continuamente según las necesidades de cada paciente, incluso muchas veces durante el mismo ciclo de rehabilitación. Contener los efectos de la inmovilización, evitando estresar excesivamente los tejidos en proceso de curación, cumpliendo criterios clínicos específicos antes de pasar a la siguiente etapa de rehabilitación, basando el plan de rehabilitación en datos clínicos y científicos actualizados y adaptables a cada paciente y a sus necesidades son los principios básicos del plan de rehabilitación, que se pueden agrupar cronológicamente en cuatro etapas de rehabilitación. Después de resumir los principios generales del tratamiento del codo, se presentan los principios específicos de la rehabilitación después de las fracturas de codo y la inestabilidad del codo, y luego se describe el enfoque rehabilitador de las condiciones patológicas más frecuentes y temidas del codo, a saber, la rigidez.
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