INTRODUCCIÓN
¿Qué es?
Antes que nada, vamos a hacer una pequeña introducción anatómica sobre la rótula o también llamada patela. Se trata de un hueso que visto de frente tiene forma triangular, se encuentra ubicado frente a la articulación de la rodilla y se articula con la tróclea femoral.
Está estabilizado mediante:
Ligamentos (lig. patelofemoral medial y lateral; lig. patelotibial lateral y medial)
Tendones (tendón rotuliano; tendón cuadricipital)
Músculos (cuádriceps).
Su principal función es la de transmitir la fuerza que genera el cuádriceps hacia la parte inferior de la pierna y permitir extender la rodilla.
La luxación de este hueso es una lesión de rodilla en la que la rótula pierde su posición anatómica y sale de su zona de deslizamiento. En la mayoría de los casos suele volver por si sola pero también provoca lesiones en ligamentos, cartílagos y huesos. En otras ocasiones es necesaria la asistencia médica para lograrlo.
Lo más frecuente es que se produzca fruto de la rotura del ligamento patelofemoral medial provocando que la rótula se desplace lateralmente hacia fuera. En pocos casos se presenta una luxación interna o medial.
Hay dos tipos de luxaciones:
Primarias: Las que ocurren por primera vez.
Recidivantes: Las que ocurren de manera recurrente. Suelen ser más frecuentes y provocar con el tiempo artrosis temprana de rodilla, condromalacia rotuliana o artrosis patelofemoral.
Las causas más comunes resultan ser los accidentes y los movimientos rápidos tipo torsión de la rodilla (frecuentes en diversos deportes). Sin embargo, existen otros factores que pueden promover su aparición cómo una deformidad congénita de la rótula y la malposición de las rodillas (valgo o varo). Estas situaciones cambian el ángulo entre el tendón del cuádriceps y el tendón rotuliano, lo que perjudica el movimiento de la rótula en la articulación de la rodilla bajo cargas, conllevando a esta lesión.
Signos y síntomas
En el momento de producirse la luxación ya se notan los síntomas y signos que son los siguientes:
Dolor intenso e insoportable en la zona anterior de la rodilla.
Deformación severa de la rodilla con desplazamiento anormal de la rótula hacia los laterales.
Inestabilidad y colapso de la rodilla por el desgarro de los ligamentos.
Derrame articular con presencia de inflamación y hemartrosis (hemorragia en la articulación)
Como hemos comentado antes en la mayoría de los casos la rótula vuelve a su posición mediante un ligero movimiento. Pero este regreso puede provocar lesiones en los huesos, ligamentos y cartílagos adyacentes. Por tanto, recomendamos solicitar atención médica inmediatamente después de sufrir esta lesión.
Causas
En la mayoría de ocasiones es fruto de un accidente o impacto lateral sobre la rodilla. Pero en otras ocasiones se trata de una combinación de diversos factores:
Desequilibrio entre las estructuras y tejidos que estabilizan la rótula como sus ligamentos y músculo.
Un eje de la rótula desalineado: aumento del ángulo Q, valgo de rodilla, rótula alta, hiperextensión de rodilla o inserción del tendón rotuliano demasiado lateralizada.
Una hiperlaxitud de tejidos que da lugar a la hipermovilidad rotuliana.
Alteraciones biomecánicas como una rotación tibial externa excesiva o la rotación interna del fémur.
Displasia troclear o patelar: presencia de células anormales en un tejido o un órgano.
Incidencia y prevalencia
Hay más afectación en mujeres que en hombres, aunque todos pueden padecer dicha lesión. Tiende a afectar a personas jóvenes y activas, por lo que los adolescentes y los deportistas tienen un mayor riesgo de padecerla. La media de edad a nivel general y mundial oscila entre os 10-17 años.
En España hablamos de que 1 de cada 20.000 han sufrido una luxación de rodilla siendo la media de edad los 20-30 y una probabilidad de 15%-60% de volver a sufrir otra luxación si ya se ha pasado por una primera vez.
CONSEJOS
Es muy importante que en un primer momento se conserve la calma y seguir las siguientes recomendaciones:
Se trata de una articulación que articulación puede volver a su posición, si nos relajamos. | Extender la rodilla poco a poco si conseguimos esa calma. |
Acompañar la vuelta del hueso a su posición con una ligera presión sobre la rótula hacia el centro de la pierna. | Si el hueso vuelve a su posición hay que evitar hacer movimientos bruscos. |
Si es posible, poner hielo en zona de inflamación. | Si la musculatura lateral se encuentra más tensa que la medial puede tirar la rótula hacia afuera por lo tanto hay que estirar dicha zona. |
Fortalecer musculatura superior de la pierna de forma uniforme y trabajar la propiocepción. | Acudir al fisio si realizamos una actividad deportiva para evitar lesiones, más cuando hemos tenido otras lesiones de rodilla. |
Pronóstico
A través de un tratamiento correcto, el pronóstico suele ser favorable y en la mayoría de casos la recuperación es completa después de 6 meses o al año. Pero si el tratamiento no es el correcto o es tardío esta probabilidad se reduce y volver a sufrir luxación u otras patologías.
TRATAMIENTO
TRATAMIENTO MÉDICO
En los casos que el hueso de la rodilla no haya recuperado su posición el médico puede realizar una reducción manual, aunque antes le aportará fármacos analgésicos o sedantes para que el paciente no perciba dolor.
Después de la reducción se indica un férula o vendaje especial, el cual se mantendrá durante tres a cuatro semanas y lo más pronto posible se recomienda iniciar con la fisioterapia para rehabilitar la zona afecta.
Si los daños en el cartílago son severos, hay desgarros en los ligamentos y/o hay arrancamiento de tejido óseo subcondral se debe realizar terapia quirúrgica.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA
La fisioterapia tiene un papel muy importante en el tratamiento conservador y para evitar recidivas. Como principales objetivos tenemos:
Mejorar la movilidad.
Aliviar el dolor e infamación de rodilla.
Trabajo de la propiocepción y la fuerza de los músculos estabilizadores de la rodilla.
Para ello, el ejercicio terapéutico tiene que estar adaptado a las necesidades y a las características biomecánicas del paciente.
El entrenamiento no se realiza inmediatamente después de la luxación, sino que hay que esperar unas 2 – 4 semanas (dependiendo del caso), ya que, si no el riesgo de sufrir una nueva luxación tras la primera es bastante alto. Algunas de las intervenciones terapéuticas que puede llevar a cabo el fisioterapeuta son:
Educación para el manejo del dolor y postural.
Movilizaciones pasivas.
Agentes físicos: crioterapia y/o termoterapia.
Ejercicios destinados a fortalecer la musculatura debilitada (vasto medial) y estiramientos de los músculos acortados (grupo abductor).
Vendaje.
Ejercicios para mejorar un arco plantar.
Entrenamiento propioceptivo, de equilibrio y estabilidad.
Reeducación de la marcha.
EVIDENCIA CIENTÍFICA
ARTÍCULO 1
El primer artículo “Tratamiento conservador versus quirúrgico para la luxación rotuliana primaria” no saca en conclusión lo siguiente: El riesgo de una luxación recurrente después de ya haber sufrido una primaria aumenta debido a varios factores de riesgo. Los pacientes que tienen bajo riesgo pueden tratarse de forma conservadora, pero aquellos de alto riesgo hay que optar por la cirugía.
ARTÍCULO 2
En el segundo artículo de nuestra bibliografía sacamos en conclusión lo siguiente. La luxación rotuliana por primera vez aparece típicamente en adolescentes y adultos jóvenes menores de 16 años, con una prevalencia de 45 / 100.000 / año. Esta luxación se puede estabilizar brevemente con un vendaje y con fisioterapia. Los factores de riesgo de inestabilidad rotuliana son displasia femororrotuliana, hiperlaxitud, rótula alta y mala alineación en valgo en la articulación de la rodilla. En caso de luxación repetida, el tratamiento es quirúrgico, es decir, la reconstrucción del ligamento femororrotuliano medial. Generalmente, la cirugía de estabilización de la rótula tiene éxito con una tasa de reluxación de solo un pequeño porcentaje.
ARTÍCULO 3
En el tercer articulo sacamos en clave que la mayoría de los pacientes con una luxación rotuliana por primera vez pueden tratarse de forma conservadora, habiendo excluido las lesiones asociadas. Debido a la mala calidad de la literatura, se debe tener cuidado al interpretar los resultados de los estudios. Está claro que se requiere más investigación en este campo.
ARTÍCULO 4
Las complicaciones rotulianas después de una artroplastia total de rodilla siguen siendo eventos temidos y saber los factores de riesgo puede bajar su frecuencia. Cuando no se identifica una causa, el tratamiento no quirúrgico es la mejor opción, dados los resultados inciertos de los diversos procedimientos quirúrgicos disponibles. Así, entre 361 revisiones de artroplastia total de rodilla por complicaciones del aparato extensor estudiadas por Cooney et al., el 23% requirió procedimientos quirúrgicos de forma repetida, de los cuales el 33% estaban relacionados con complicaciones rotulofemorales. Estos datos invitan a la precaución.
ARTÍCULO 5
Como objetivo principal de la rehabilitación tras una cirugía es permitir que los pacientes vuelvan a la funcionalidad que tenían antes de manera segura y confiable. El protocolo de rehabilitación tiene que tener en cuenta el peso, el dolor, la inflamación, el ROM, la fuerza, la propiocepción, la aptitud cardiovascular y la vuelta al deporte además de que haya una buena comunicación entre el cirujano y el profesional de rehabilitación. Se necesita una investigación continua para crear una guía objetiva que ofrezca un regreso seguro al deporte e identificar las necesidades y los objetivos de los pacientes para optimizar los resultados.
BIBLIOGRAFÍA
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