INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES?
Hay que saber antes de nada que nuestras articulaciones cuentan disponen de pequeñas bolsas llamadas “bursas” las cuales tienen la función de minimizar la fricción entre el tejido blando sobre el tejido óseo que ocurre durante el movimiento. La cadera, en este caso, también posee varias bursas, que pueden verse afectadas por los movimientos repetitivos y el sobreuso de la cadera, conduciendo a la Bursitis trocantérea o Trocanteritis.
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Por lo tanto, la bursitis trocantérea es la inflamación de las bolsas serosas que se sitúan en la extremidad proximal del fémur, recubriendo el trocánter, denominando trocanteritis a la tendinopatía degenerativa de los abductores de cadera.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
Los pacientes que padecen de una trocanteritis por inflamación de la bursa trocantérea suelen referir los siguientes síntomas:
Dolor lateral de cadera que aumenta al movimiento. En algunos casos puede irradiarse a la rodilla o las nalgas, mientras que otros casos se presenta muy localizado sobre la bursa afectada.
Sensación de chasquidos en la región lateral de cadera durante la marcha.
Limitación del movimiento de cadera.
Dolor lumbar por las compensaciones que se producen al evitar el dolor.
Puede producir enrojecimiento e hinchazón visibles a simple vista.
CAUSAS
Los tendones y los músculos, con el movimiento, se deslizan unos sobre otros y las bursas actúan como amortiguadores, pero cuando la biomecánica se encuentra alterada o se presenta una lesión aguda en la zona, el equilibrio de este sistema se interrumpe y pueden ocurrir cambios inflamatorios en la bursa acompañados de dolor. Las causas de esta pérdida de equilibrio son:
Dismetría de miembros inferiores. | Alteración de la biomecánica de miembro inferior, sacro y columna lumbar. |
Deformidad en el pie (pie plano). | Obesidad. |
Caidas | Sobre-entrenamiento |
Traumatismos o microtraumatismos repetitivos. | Prótesis de rodilla |
INCIDENCIA Y PREVALENCIA
El proceso, con una prevalencia de un 1,8/1000 por año, puede afectar ambos sexos y a todas las edades, pero existe un marcado predominio en las mujeres y de mediana edad. Se estima que la prevalencia puede ser del 15,0%-8,5% en mujeres, y del 6,6%- 1,9% en hombres y generalmente aparece a partir de los 20 – 40 años.
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PREVENCIÓN Y CONSEJOS
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Aquellas acciones que nos ayuden a reducir el estrés sobre las bursas laterales de la cadera nos ayudarán a prevenir dicha patología. Entre ellas tenemos:
No mantener la sedestación mucho tiempo.
Conservar un peso saludable.
Acudir al podólogo por si necesitásemos plantillas por corregir esa dismetría o pie plano.
Evitar o reducir las actividades que sobrecarguen la articulación de la cadera.
Mantener flexibles y fuertes los músculos de la cadera.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA
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El fisioterapeuta se encarga de devolver a la articulación de la cadera el equilibrio de fuerzas, evitando así un mayor estrés mecánico sobre esta articulación. Para llegar a este objetivo la fisioterapia dispone de variedad de modalidades terapéuticas tanto activas como pasivas, que permiten aliviar el dolor, reducir la hinchazón, mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos de la cadera. Dividiremos el tratamiento en tres fases donde se realizarán varias intervenciones:
FASE 1
Tenemos como objetivo principal, mejorar el dolor agudo y la inflamación presente en la cadera, para ello se puede utilizar lo siguiente:
- Educación para el manejo del dolor.
- Reeducación postural.
- Crioterapia.
- Termoterapia.
- Ultrasonido o diatermia.
- Terapia con ondas de choque.
- Electroterapia.
- Vendaje neuromuscular.
- Relajación miofascial.
FASE 2
Cuando el dolor agudo de la primera fase ha reducido de intensidad se optará por mejorar la amplitud articular y recuperar la fuerza muscular mediante las siguientes intervenciones:
- Ejercicios de flexibilización de la región glútea (estiramientos).
- Ejercicios progresivos de fortalecimiento de la región lumbopélvica.
- Ejercicios de propiocepción.
- Entrenamiento de la coordinación y el equilibrio.
- Reeducación de la marcha.
FASE 3
En esta fase, el paciente ya no refiere dolor durante el movimiento y por ello el tratamiento va a ir implicado a recuperar todas aquellas acciones que tenía previamente. En el caso de que sea un deportista (mayor de los casos) en esta fase el fisioterapeuta trabaja y corrige el gesto deportivo. Además, le podemos enseñar al paciente técnicas preventivas que le permita regresar de manera segura a sus antiguas actividades de la vida diaria sin el riesgo de sufrir una recaída.
Fortalecimiento de cuádriceps y estiramiento de la banda tibial isquiática.
Estirar y fortalecer musculatura glútea: glúteo medio y menor.
Importante darle consejos de movilidad y flexibilidad de cadera al paciente.
EVIDENCIA CIENTÍFICA
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ARTIÍCULO 1:
La eficacia entre las técnicas quirúrgicas varió según la medida de resultado clínica, pero todas fueron superiores a la terapia con corticosteroides y la fisioterapia según la escala analógica visual y las puntuaciones de la cadera de Harris en ambos estudios de comparación y entre los estudios. Esta revisión sistemática encontró que el tratamiento conservador tradicional ayudó a la mayoría de los pacientes, la terapia de ondas de choque fue una buena alternativa y la cirugía fue efectiva en los casos refractarios.
ARTÍCULO 2:
Recientemente se ha comenzado a comprender mejor la anatomía y patología característica del espacio peritrocantéreo. El diagnóstico del síndrome de dolor trocantéreo mayor, que comprende bursitis trocantérea mayor, desgarros del glúteo medio y del glúteo menor, y coxa saltante externa (es decir, chasquido de cadera), puede ser complicado. Los métodos no quirúrgicos son el pilar del tratamiento del síndrome de dolor trocantéreo mayor. En los pacientes que no responden bien al tratamiento no quirúrgico, el tratamiento quirúrgico abierto o endoscópico se ha mostrado prometedor.
ARTÍCULO 3:
El tratamiento de los desgarros del glúteo medio en pacientes con síndrome de dolor trocantérico mayor refractario representa un tema desafiante y en evolución en la medicina deportiva. En pacientes con dolor de cadera lateral recalcitrante o anomalías en la marcha, puede estar justificada una evaluación adicional con imágenes avanzadas. La mayoría de los pacientes con tendinosis o desgarro parcial del glúteo medio deben someterse inicialmente a un tratamiento conservador, que incluya fisioterapia, AINE, reposo e inyecciones de corticosteroides y / o PRP. Aquellos que fracasan en el tratamiento conservador extenso o aquellos con desgarro de espesor total deben considerarse para una posible intervención quirúrgica.
Los avances recientes en las técnicas artroscópicas ofrecen un enfoque mínimamente invasivo para el tratamiento de los desgarros del glúteo medio de espesor parcial o total. Varios estudios han comparado los resultados clínicos de la reparación artroscópica versus abierta. Si bien los resultados informados por los pacientes entre las técnicas son similares, las complicaciones posoperatorias parecen ser significativamente menores en los pacientes que se someten a reparación artroscópica. Si bien las técnicas abiertas y artroscópicas se han mostrado prometedoras, se necesitan datos prospectivos aleatorizados para confirmar tanto el beneficio de la intervención quirúrgica como la técnica quirúrgica preferida.
ARTÍCULO 4:
El enfoque principal fue la educación y el ejercicio, más comúnmente ejercicios de fortalecimiento y control neuromuscular. Sin embargo, una gran muestra de fisioterapeutas encuestados prescribe estiramientos de la banda iliotibial y se dirigen a la banda iliotibial con terapia manual, cuando existe evidencia de que un estiramiento de la banda iliotibial podría ser potencialmente provocador. La evidencia con respecto a la eficacia de un enfoque de educación y ejercicio y la superioridad sobre la inyección de corticosteroides solo está disponible desde la administración de esta encuesta. Los investigadores deben definir mejor el enfoque de manejo óptimo, los educadores deben trabajar para traducir la base sustancial de evidencia ahora disponible y los médicos deben esforzarse por buscar activamente información de alta calidad para el manejo del síndrome de dolor del trocantéreo mayor para garantizar resultados óptimos.
ARTÍCULO 5:
El síndrome de dolor del trocantéreo mayor abarca un espectro de patologías, que incluyen bursitis trocantérea, coxa saltans externos y tendinopatía y desgarros del abductor. Dada esta heterogeneidad, así como la alta tasa de enfermedades concomitantes, el diagnóstico puede ser un desafío. La evaluación adecuada se basa principalmente en un examen clínico cuidadoso. El tratamiento no quirúrgico tradicional con modificación de la actividad, fisioterapia, antiinflamatorios no esteroides e inyecciones de corticosteroides sigue siendo el pilar del tratamiento. Si bien los datos limitados sobre la terapia de ondas de choque extracorpóreas y el PRP parecen prometedores, se requieren ensayos aleatorizados grandes para comprender mejor su función en el manejo del síndrome de dolor trocantéreo mayor. En pacientes con síntomas crónicos refractarios a la terapia conservadora, las técnicas quirúrgicas tanto abiertas como endoscópicas han demostrado excelentes resultados.
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